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Toda gran empresa comenzó como PyME, ¿las ayudamos? | CEO en camiseta

Buen lunes! Hoy en CEO en camiseta:

  • Las PyMEs y la guerra

  • ¿Cómo titularías tu reinvención?

  • Anti-domingo

Y más.

Escribí un artículo sobre qué debería hacer una PyME para cuidarse durante esta guerra que parece tan lejana (¿tan lejana como Wuhan?) cuya versión "limitada" publiqué en el medio online en español más leído. En este email y en exclusiva la versión completa, incluyendo un link a uno de mis primeros artículos, de cuando nadie me leía.

Esta semana comencé un "Curso sobre cursos": estoy convencido de que los cursos grabados no son tan transformadores como los "sincrónicos", esos en los que estamos todos en el mismo barco. Después de lanzar varios grabados (Oratoria, LinkedIn, Liderazgo y más) decidí dejarlos gratis y enfocarme en los segundos, para generar más impacto.

Así, lancé "Acelera tu carrera" (en su segunda edición está corriendo con mi socia Daniela De Lucía) y, ahora, estoy preparando algo especial. Si te interesa saber más y, de paso, aportar, podés hacerlo en este formulario. Y, hablando de Reinvención -porque de eso hablo siempre- sigo recolectando casos súper interesantes. ¿Ya compartiste el tuyo? Dejo más abajo algunos de los títulos que, los que compartieron, se pusieron. Están geniales.

Por último, estos últimos dos domingos hicimos vivos "anti-domingo" con Dani, que nos dejaron pensando... Lo de siempre: ¿cómo damos más valor?

Que te hagas una semana genial,

Leo.

PD: Si te reenviaron este mail, puedes suscribirte gratis, seguir leyendo o reenviarlo a alguien más a quien le pueda servir. Si no te gusta, mándaselo a tu peor enemigo borrando esta frase antes. Pero no pasó nada, su enemigo pensó que lo trataba de ayudar. Y se hicieron amigos.

S07E11 7 claves para que las PyMEs enfrenten la guerra

-¿Qué me importa la guerra en Ucrania? Me preocupa solo la inflación en mi país y la guerra de precios que podría comenzar un competidor.

Manolo hablaba exactamente con el mismo tono con el que se había referido a la pandemia dos años antes. Aunque en aquel momento pensó que sería algo pasajero, tuvo que resignarse a ver su local cerrado durante muchísimo tiempo. Siguió pensando en voz alta.

-La pandemia empezó de a poco. Las primeras noticias fueron a finales de 2019. Nadie se preocupó. Fue creciendo lentamente, expandiéndose. Hasta que nos asustamos mucho y cerramos todo. ¿Y si con esta guerra, que empezó hace poco más de un mes, pasa lo mismo en unas semanas? No puede ser. Pero es el mismo “No puede ser” que me dije hace dos años.

Quien no aprende de sus decisiones está destinado a repetir sus errores.

Manolo tiene una PyME y siempre aprendió haciendo. Da empleo, vende productos, ayuda cuando puede. Junto a otras cientos de miles pequeñas y medianas empresas forman la columna vertebral, invisible, de nuestra economía. Individualmente no tienen poder, por lo que el gobierno de turno prefiere enfocarse en las grandes empresas. Pero en conjunto, y gracias a su dinamismo y atomización, son la base del futuro de cualquier país.

Toda gran empresa fue pequeña antes.

Por eso es clave que las cuidemos, que invirtamos en ellas, que les compremos. Y, también, que los líderes de las PyMEs apuesten al futuro pero con inteligencia.

Nadie esperaba que la consecuencia de la globalización fuese que un virus pudiera contagiar a más de 480 millones de personas. De la misma manera, muchos no esperan que la invasión a Ucrania pueda afectarnos del otro lado del mundo. Mejor pasarnos de precavidos, ¿no?

El costo de no prever es mucho mayor que su esfuerzo.

Siete efectos de la guerra en Ucrania que deberíamos prever para cuidar y hacer crecer a nuestras PyMEs.

  1. Los huevos y la canasta. Así como en la pandemia aprendimos que no podemos depender de un solo canal de venta, éste es el momento de entender que tampoco podemos depender de un solo proveedor. Los precios internacionales están locos, igual que en la pandemia. El petróleo aumentó a niveles no vistos en mucho tiempo, mientras que hace dos años lo regalaban. El costo del transporte, después de bajar durante muchos años, tiene una tendencia alcista que la guerra acelera. La PyME, preventivamente, puede conseguir productores más cercanos, hacer más eficientes sus rutas y, en el corto plazo, estoquearse.

  2. Costos futuros, siempre. Por más que al gobierno de turno no le guste, la PyME debe usar el costo de reposición (cuánto costará comprar un nuevo producto o materia prima) como la variable para pensar sus precios. Los reportes de Naciones Unidas arrojaron un 20,7% de aumento de los alimentos a nivel global en febrero de 2022 en comparación con el mismo mes del año anterior. Entre esos aumentos y los de los demás commodities, es de esperar una inflación creciente, en cascada, que se sumará a la local. Proteger su negocio es más importante para el empresario PyME que cuidar los objetivos del gobierno. La incertidumbre aumenta, además, las tasas de interés a nivel global. Si el dinero quema en la Argentina, esto solo puede empeorarlo.

  3. El ruido no existe en el largo plazo. Aunque las crisis sean momentos en los que se puede abusar de los consumidores, aquellos que los cuiden construirán un futuro más sólido. Como en cada crisis, nuestros clientes nos juzgarán mucho tiempo por nuestro proceder. Recuerdo que, cuando lideraba una empresa multinacional, hubo un importante cliente al que no le entregamos un producto estratégico en la crisis de 2002 porque le debía mucho dinero a la empresa. Como represalia, dejó de comprarnos durante quince años. La incertidumbre genera ruidos de corto plazo que desaparecen si nos alejamos. Viendo las grandes tendencias, la crisis es una oportunidad para construir relaciones de largo plazo.

  4. Debemos tomar partido. El consumidor no compra, únicamente, “un producto”, sino a la empresa (o al dueño detrás de ella), y pretende que haya coherencia. Más de 450 grandes empresas dejaron de operar en Rusia como señal de apoyo a Ucrania. Las empresas deben tomar partido, involucrarse. Esa confianza con el consumidor puede construirse tomando partido en diferentes ámbitos, más allá de la guerra: ecología, salud, etc. Incluso a costa de perder una porción de la masa de clientes.

  5. Más problemas de logística. Habrá más inconvenientes de corto y mediano plazo en la cadena de abastecimiento. Es un buen momento para estudiar el “juego de la cerveza”: todavía hay, a nivel mundial, un problema de containers vacíos (literalmente, hay que ir a buscarlos a lugares a donde no vamos habitualmente). Es de esperar que, en unos años, sigamos resolviendo tanto este problema como las consecuencias de la guerra.

  6. Más servicio, menos producto. Los incrementos de precios y las tasas de interés, más los problemas en las cadenas de abastecimiento, llevarán a los clientes a invertir menos y reparar más. Si la PyME hace ambas cosas, tal vez sea el momento de focalizarse en servicios que, además, sean independientes de los precios internacionales.

  7. Basta de esperar a la nueva normalidad. El mundo parecía estable, hasta que apareció el coronavirus. Deseamos con mucha fuerza volver a “la normalidad” y, cuando parecía que volvíamos (esa normalidad tan anormal argentina), un país invade a otro de una manera que no pensábamos volver a ver. Es momento de entender que el cambio es la normalidad y, para eso, debemos pensar siempre en escenarios futuros. Porque también es verdad que cada vez tenemos más vida por delante.

Para tener éxito no alcanza con pensar escenarios pero para fracasar sí alcanza con no hacerlo.

Esto también pasará.

1. Un audio que debes haber escuchado

Solo el coraje convertirá el bizcochuelo en torta | El año en que nos volvimos humanos

2. Cuando pedí "Títulos de tu historia de Reinvención" y me dejaron pasmado

3. Un vivo antidomingo que terminó en asado

¡Que te hagas una excelente semana!