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No lo vas a creer, pero hay un espía en tu organización | CEO en camiseta

S07E24 Hay un espía en tu organización ¡Descubrilo!

¿Conocés a alguien, en el lugar en el que trabajás, que parece cumplir algunas de estas indicaciones?

Organizaciones y Reuniones

  • Insistir en hacer todo a través de “canales”. Nunca permitir que se tomen atajos para acelerar decisiones.

  • Dar “discursos”. Hablar lo más frecuentemente posible y por mucho tiempo. Ilustrar los “puntos” con largas anécdotas y relatos de experiencias personales. No dudar nunca de hacer un par de comentarios “patrióticos”.

  • Cuando sea posible, enviar todos los temas a comités, para “más estudio y consideración”. Tratar de hacer los comités lo más grandes posibles -nunca menos de cinco personas.

  • Presentar temas irrelevantes tan frecuentemente como sea posible.

  • Discutir la precisión de cada palabra en comunicaciones, minutas y resoluciones.

  • Volver a temas ya decididos en la reunión anterior y tratar de abrirlos nuevamente, poniendo en duda lo correcto de la decisión.

  • Promover la “precaución”. Ser “razonable” y empujar a colegas a ser “razonables” y evitar riesgos que podrían generar vergüenza o dificultades más adelante.

  • Preocuparse sobre quién es el responsable de cualquier discusión. Cuestionar si lo que se debate cae en la jurisdicción del grupo o si puede entrar en conflicto con alguien más arriba en la jerarquía.

Gerentes y supervisores

  • Exigir las órdenes por escrito.

  • “Malinterpretar” órdenes. Plantear infinitas preguntas o involucrarse en largas interacciones sobre esas órdenes. Discutir sutilezas siempre que sea posible.

  • Hacer todo lo posible por retrasar el cumplimiento de las órdenes. Aunque una parte de ellas esté lista antes, no entregar nada hasta que esté absolutamente listo todo.

  • No solicitar nuevos materiales hasta que los stocks actuales estén totalmente en cero, para que el menor retraso en el pedido implique el cierre de la operación.

  • Solicitar materiales de la más alta calidad, que sean difíciles de obtener. De no conseguirlos, pelear por ellos. Advertir que peores materiales implican peor resultado.

  • Al asignar tareas, siempre distribuir primero las menos importantes. Asegurarse de que los trabajos más relevantes sean asignados a empleados ineficientes que manejen máquinas de baja calidad.

  • Insistir en que el resultado sea perfecto en productos relativamente poco importantes; devolver para rehacer aquellos que tengan la más mínima falla. Aprobar otros cuyas fallas no sean visibles.

  • Cometer errores al armar las rutas, de tal manera de que las partes y los materiales sean enviados al lugar incorrecto de la planta.

  • Al entrenar a trabajadores nuevos, dar instrucciones incompletas o incorrectas.

  • Para reducir la moral y, con ello, la producción, ser agradable con los trabajadores ineficientes; darles ascensos inmerecidos. Discriminar a los eficientes; quejarse injustamente sobre su trabajo.

  • Armar reuniones cuando hay trabajo importante que hacer.

  • Multiplicar el trabajo en papel en formas plausibles. Duplicar archivos.

  • Multiplicar los procedimientos y aprobaciones para emitir instrucciones, hacer pagos, etc. Asegurarse de que tres personas tengan que aprobar todo, cuando una sola podría hacerlo.

  • Aplicar todas las regulaciones hasta la última coma.

Trabajadores de oficina

  • Al copiar pedidos, cometer errores en las cantidades de material. Confundir nombres similares. Usar direcciones equivocadas.

  • Tener más interacciones con oficinas burocráticas del Estado.

  • Archivar documentos esenciales en el lugar incorrecto.

  • Al hacer copias con papel carbónico, hacer una de menos, para que se tenga que repetir todo el trabajo.

  • Decirle a personas importantes al teléfono que el jefe está ocupado o hablando en otra línea.

  • Retener el correo hasta la próxima recolección.

  • Circular rumores molestos que suenen como secretos internos.

Empleados

  • Trabajar despacio. Pensar formas de aumentar la cantidad de movimientos necesarios para su trabajo: usar un martillo liviano en lugar de uno pesado, una llave pequeña cuando hace falta una grande, poca fuerza cuando se necesita mucha, etc.

  • Generar todas las interrupciones posibles al propio trabajo: al cambiar el material en el que se trabaja, tomar más tiempo del necesario. Al cortar, dar forma o medir algo, hacerlo el doble de veces de lo necesario. Al ir al baño tomar más tiempo del necesario. Olvidar herramientas para tener que volver a buscarlas.

  • Simular no entender las instrucciones en otro idioma aunque se entiendan.

  • Pretender que las instrucciones son difíciles y pedir que las repitan más de una vez. O simular ansiedad por hacer el trabajo y torturar al responsable con preguntas innecesarias.

  • Hacer el trabajo mal y culpar a las herramientas, máquinas o equipo. Quejarse de que esas cosas impiden un trabajo bien hecho.

  • Nunca enseñar las habilidades y experiencia a un empleado nuevo o que sepa menos.

  • Trabar lo administrativo de todos los modos posibles. Llenar formularios con letra ilegible para que tengan que hacerse de nuevo; cometer errores u olvidar información necesaria.

  • De ser posible, unirse u organizar un grupo para presentar los problemas de los empleados al management. Asegurarse de que los procesos adoptados resulten tan incómodos para el management como sea posible, involucrando la presencia de muchos empleados en cada presentación, forzando más de una reunión para cada tema, trayendo problemas imaginarios, etc.

  • Errar en los envíos de materiales.

  • Mezclar partes buenas con restos de partes y partes inutilizables.

Si alguna de las personas con las que compartís el trabajo cumple con 3 o más de estas instrucciones, ¡encontraste un espía! Está allí para sabotear el sistema. Y no es un invento mío. Lo publicó en 1944 la Oficina de Servicios Estratégicos -hoy, CIA. ¿No me creés? Fijate directamente en el sitio del departamento de seguridad de Estados Unidos (en PDF) o en la fundación Gutenberg (en versión web)

¿Qué podemos hacer al respecto?

Como en las películas de espías, al detectarlo es mejor no asesinarlo en público, salvo que sea dentro de una multitud. Es preferible dejarlo en su puesto, pero brindándole información incorrecta. Otra posibilidad es dejar de trabajar en esa organización y salir en busca de una más sana.

Las organizaciones que expelan rápidamente a los ineptos, a los que traban el cambio y a los que se ponen encima de la misión serán las que sobrevivan.

Realicé una encuesta en Twitter, LinkedIn e Instagram para ver cuan habituales son estas conductas hoy en día. Unas 435 personas se animaron a responder qué es lo que sucede en las organizaciones en las que trabajan. Estos fueron los resultados:

¿Y los Avisos Desclasificados?

¡Qué buena pregunta! Estamos siempre aprendiendo. Por ahora suspendo la sección, tal vez cuando llegue a 10000 suscriptores retome... O no.

¡Qué te hagas una excelente semana!